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¿Corte de mujer y de hombre? Las peluquerías de Bizkaia se plantan ante la diferencia de precios

(elcorreo.com) Ser mujer nos sale caro, ya que pagamos más por casi todo: desde las maquinillas depilatorias desechables (siempre más baratas si son azules), champús y cosméticos hasta servicios como la tintorería. La famosa tasa rosa, o el coste superior que asumen las mujeres por el mero hecho de serlo cuando compran artículos iguales a los de los hombres, también lleva años instalada en el salón de la peluquería. Sí, a nosotras el tijeretazo nos sale más caro que a nuestros padres o hermanos. De hecho, todavía se puede leer en el escaparate de algunas peluquerías el letrero que anuncia que ofrecen corte de señora y corte de caballero, siendo este último más económico. Mientras que en países como Dinamarca es ilegal cobrar más por los cambios de looks de ellas que de ellos independientemente del tiempo invertido, en nuestro país una medida así parece tan utópica como lejana.

lazne Montero, propietaria de la nueva peluquería Punkrose Salon, situada en la Plaza Euskal Herria de Amorebieta, se ha plantado ante esta diferencia histórica de tarifas. «Creo que hacer esa distinción entre géneros no tiene fundamento en nuestra sociedad», asegura. Esta emprendedora de 34 años, que inauguró en diciembre su propio salón, decidió seguir el movimiento global ‘Gender natural pricing’, que aboga por los precios sin género y que cada vez coge más fuerza en Europa. Para Montero, las políticas que hacen diferencias a la hora de pasar por caja «están totalmente obsoletas». «El cabello no tiene género. Los tipos de corte no tienen género. Los colores no tienen género», asevera.

Lo fácil sería apelar a que los cortes de pelo masculinos son más sencillos de realizar, pero la profesional observa un cambio de tendencia: «Los chicos ya no quieren que les pasemos la maquinilla al 1 y hala, para casa. Ahora se les lava el pelo, se les seca, se les hace el degradado, se les peina… desde que entran por la puerta hasta que termino el trabajo puede pasar una hora». Otro motivo para justificar el encarecimiento de los servicios cuando es una mujer quien pide cita es la longitud de la melena, pero ¿qué ocurre entonces cuando el cliente es un hombre con el pelo largo o una clienta quiere raparse? «Es una tasa que no tiene sentido», zanja la estilista. Sus precios equitativos se basan en la cantidad del producto que utiliza, el tiempo que emplea en cada servicio y la dificultad de la técnica. «En el caso del color, son muy nuevas y requieren mayor formación. No puedes cobrarlas como las mechas de toda la vida», apunta.

Alazne reconoce que estas tasas sin género han tenido una gran acogida entre su clientela: «Les explico en qué consisten y me dicen que les parece muy buena idea». Eso sí, su intención de acabar con el sobreprecio que afrontan las mujeres al pagar productos y servicios que son más asequibles en su versión dirigida a los hombres también ha cosechado críticas. «’Muchos chicos a la pelu no te van a venir’, me dicen algunas personas. Pero yo les respondo que no me importa tener menos chicos, ya vendrán más chicas con el pelo corto, que ellas sí que van a notar la bajada de precio».

«Cobro en función del tiempo y la técnica empleada»

En la página web de ‘La Pelu’, el salón que regenta la estilista Amaia Lauzirika en Las Arenas, los precios aparecen diferenciados. El corte de pelo de señora cuesta 30 euros, más del doble que el de caballero, que sale por 14. Reconoce que es «una distinción antigua que todas o casi todas las peluquerías» hacen sobre el papel, pero que en la práctica no se aplica. Amaia asegura que «cobra por el trabajo, no por el género» y que fija su tarifa «en función del tiempo y la técnica empleada». «Muchos chicos quieren que les cortemos a máquina, que no hay que lavarles el pelo ni utilizar producto. Pero si una chica solicita ese servicio, le cobro lo mismo. Y si un hombre con el pelo largo quiere un corte de tendencia y con capas, pagará igual que una mujer en su misma situación», asegura.

La experta considera que otro factor a tener en cuenta es la inversión que las peluqueras deben hacer en su formación. «En el 90% de los casos, los chicos en 15 minutos están fuera, su corte suele ser ‘sota, caballo y rey’. Se aplica la técnica que nos enseñaron en la academia hace 20 años, porque el degradado que se hace ahora ya lo llevaban los soldados americanos en los 50. Pero, habitualmente, las chicas piden cortes de tendencia y eso requiere actualizarse, asistir a cursos…».

Más barato el corte de mujer que el de hombre

En la peluquería ‘Lokas Por los Pelos’, ubicada en la Plaza Arizgoiti número 1 de Basauri, curiosamente, se invierten las tarifas: el corte de señora cuesta 13 euros y el de caballero sale por 13,50 (tres euros más para aquellos chicos que también se lavan el pelo). «A nuestra clientela, tanto a ellas como a ellos, les parece bien esta distinción, nunca nos han puesto ninguna pega», asegura Silvia Álvarez, propietaria del salón junto a María José Menéndez. De hecho, ella es partidaria de seguir con esta constante: «El corte de caballero es diferente al de señora. Mojamos la cabeza, sin lavar el pelo; los laterales y la nuca los hacemos con máquina, y la zona de arriba con tijera. Se tarda quince minutos, pero es un trabajo más preciso que el corte de señora, porque si metes un hachazo o haces una avería se nota más», explica. ¿Y si una mujer se quiere hacer ese mismo corte? «Pues paga lo mismo, no puedes cobrar diferente por igual trabajo».

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